Cuando la primavera asturiana viste sus galas y regala sus dones (habas de mayo, guisantes, fréjoles, patatas tempranas, alcachofas...), todo invita a la preparación de menestras.
Pero, ¿qué es la menestra?
Al sentir de los entendidos la palabra procede del latín, después del italiano, en su significado de servir a la mesa. Antiguamente se utilizó para designar una ración o plato de legumbres en general y después, restringiendo su significado, a la ración o rancho que se servía a la tropa y presidiarios en cuarteles y cárceles. Jovellanos ya da a la palabra menestra un significado de potaje elaborado a base de verduras frescas, e incluso lo aconseja para llevar una vida sana:
«Con buen fondo de salud, que el régimen, el uso de menestras y frutas, buen sueño y buen ejercicio... tiene usted el compendio de la vida interior y exterior que hago».
Ramón de la Cruz, el célebre sainetista del siglo XVIII, cita a la menestra en estos términos:
«Había un lindo trinchero
de menestra, otro de pasta,
un fricassé, una compota
y una o dos pollas asadas».