Sardinas trechadas

Gastronomía de paisaje
Cocina de paisaje
Asturias

En el Libro de Bueno Amor, del Arcipreste de Hita (s XIV) se lee en la estrofa 1 105:

«De parte de Valencia veníen las anguillas salpresas e trechadas a grandes manadillas...»,

dato que da a entender que en dicho siglo, y posiblemente mucho antes, se utilizaba la técnica del trechado en muchos pescados.

Trechar significa, en sentido estricto, abrir el pescado para salarlo. El término proviene del latín tractare; el grupo /ct/ se transforma en /ch/ y la primera /a/ que va detrás de una consonante líquida combina en /e/ (trechare) para, finalmente, perder la última /e/ y quedar en trechar. El uso restringió al significado el caso de las sardinas saladas y secas al aire (oreo).

Las sardinas trechadas, propias de los pueblos marineros, eran de sabor fuerte, dominando en ellas el gusto a saín, típico de los pescados grasos. Para compensar esa dureza de paladar las gentes marineras dieron en añadirles una fritura, tipo pisto, de cebolla, ajo y algunas especias, a la que incorporaban pequeños trozos de jamón. Con este pisto y dos sardinas se formaban a modo de emparedados que, rebozados en harina y huevo, o simplemente sujetos con palitos, se freían en aceite.

Pasado el tiempo, y ya entre nosotros los pimientos y los tomates, al pisto se le incorporó pimiento verde, y las sardinas se acompañaban con salsa de tomate.