El avellano o ablanu (Corylus avellana L,) y su fruto, la avellana o ablana, están íntimamente ligados al carácter asturiano desde tiempos inmemoriales. Con las varas finas de este arbusto se fabrican cestos; con las más gruesas, hechas tiras anchas, macones, paxos, goxes y faxineros (diversas variedades de cestería); las finas, también, tienen aplicaciones rituales y míticas: ahuyentan brujas, previenen aojamientos, matan culebras y víboras, descubren tesoros y aguas ocultas...
El tantas veces citado Andrés de Laguna advierte que:
«las avellanas son más terrestres y frías que las nueces, aunque dan mantenimiento mayor y más sólido; en el estómago nadan sobre el manjar y dan dolor de cabeza; a la cual sentencia reclama la común opinión, porque las buenas viejas suelen hacer ciertos hormiguillos de avellanas tostadas para asentar el estómago y confortar el celebro, no sin feliz suceso».
Estos hormiguillos que refiere Laguna, y que hemos visto preparar en algunas casas asturianas, se hacen con avellanas tostadas muy machacadas, mezcladas con miel y algo de pan rallado.
George Borrow, apodado don Jorgito el inglés, cuenta en su libro La Biblia en España, obra de mediados del siglo XIX, la gran riqueza avellanera que poseía Asturias en aquellos tiempos, centrándola fundamentalmente en la zona de Villaviciosa, a la que él califica como capital avellanera del Principado. Por lo visto desconocía tantos y tantos municipios, como Allande, como Somiedo, como Belmonte, como Piloña, como Cabrales y las Peñamelleras, como Aller o como Teverga (por sólo citar algunos), que tenían y tienen en la avellana una de sus riquezas, aunque, eso sí, generalmente muy mal aprovechada. En la actualidad, aparte de su destino a la repostería (tartas, veneras, carajitos, conchinas, roquinas, Piloñinos, caranquinos, etc.) se está volviendo al uso de la avellana como complemento de salsamentos en diversos platos de pescados y de carnes.
La vieja imagen de las avellaneras vendiendo su producto en ferias, fiestas y romerías es un recuerdo de historia que no volverá a repetirse. Es la Asturias de la tradición vencida por la modernidad.