El nogal

Gastronomía de paisaje
Cocina de paisaje
Asturias

El nogal o nozal (Juglans regia L.) es árbol originario de Asia, introducido después en Grecia y posteriormente en Europa. El P. Esteban Ferreros y Pando, en su Diccionario de Ciencias y Artes, editado en 1787, concreta en la persona de Flaco Pompeyo al introductor de la nuez en España, posiblemente hacia el año 70 a. de C.

Mala prensa debió tener el nogal, pues ya Andrés de Laguna alerta sobre su consumo:

«Las nueces reales, que los latinos llaman iuglandes, y algunos pérsicas, digiérense con dificultad, hacen daño al estómago, aumentan la cólera, dan dolor de cabeza, acrecientan la tose, y comidas en ayunas son útiles para provocar el vómito».

Si bien es verdad que termina así su comentario:

«Las nueces frescas, por ser más dulces, no ofenden tanto al estómago. Las verdes, antes que se endurezcan, se confeccionan con miel o azúcar, y ansí, en conserva, son gratas al paladar y muy confortativas del estómago».

El conocido refrán So la sombra de nogal no te pongas a recostar avisa sobre el posible daño que produce el ramaje de este árbol. Alonso de Herrera, en su Agricultura, confirma que los nogales

«son árboles que con su sombra, por ser pesada, hacen mucho daño a los otros árboles y plantas que están debaxo de ellos, y aún también a las personas, que si uno duerme debaxo de algún nogal, se levanta pesado y con dolor de espaldas y cabeza...».

En 1853 Pascual Pastor López abunda en esta idea:

«... pues desprendiéndose de las hojas del nogal un olor fuerte por el mucho aceite esencial que contienen y no poco ácido carbónico, se forma bajo su hueco ramaje una atmósfera que no se renueva y el descuidado que duerme a su sombra sufre en su respiración la falta de proporciones que debe tener el aire que mantenga la acción fisiológica del pulmón».

El nogal, en Asturias, es árbol de rancia tradición y de cuidado cultivo. Tanto que ya Carvallo decía que

«De la avellana ay mucha grangería en algunas partes; y asimismo de la nuez, llevando mucha a Castilla en cavalgaduras, y cargando por mar gran cantidad de ella para Portugal, y Andalucía, quedando provida la tierra, y sacando de la nuez mucho aceyte, que llaman oleo, y entre la gente común les escusa el ordinario, y para los candiles y la lámpara es maravilloso».

El poder nutritivo de las nueces no pasó desapercibido a los asturianos, quienes con su filosofía particular, el refranero, lo acreditan así:

  • Más vale pan y nueces que amor mil veces,
  • Pan y nueces saben a amores,
  • Vino a las nueces y agua a los peces,

aunque en ocasiones el pensamiento va por otros derroteros:

  • La nuez y la mujer; a golpes se han de vencer.

Actualmente la nuez asturiana está en decadencia. Cada vez se cultiva menos y el abastecimiento exige productos de importación. Su utilización más frecuente es como materia prima de repostería (tartas, casadielles, veneras, etc.).